La lucha entre el bien y el mal.
Millones de años tiene la historia de nuestro universo, y la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, las vibraciones bajas y las elevadas. Si partimos de la premisa de que somos Uno con la totalidad entonces comprendemos que esa lucha no solo es a nivel del universo sino de nosotros mismos. Tomando nuestros cuerpos (físico, mental, espiritual) como un propio universo tan complejo que llevamos siglos estudiándolos y todavía no nos conocemos en la totalidad, podemos observar que dejamos a factores externos la potestad de manejarnos como si fuéramos títeres de una fiesta de niños. Todo por no asumir nuestro propio valor y tomar la responsabilidad de que la vida es un reflejo de quien somos. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera. La vida es un espejo exacto de nuestros pensamientos, vibración, creencias, dones, carencias, y lo que nuestro ego nos hace creer que somos. Cuando realmente somos luz originaria de una energía eterna que llena cada existencia de todos los universos. Esa luz que algunos llamamos Dios es parte de nuestro cuerpo, de cada una de nuestras células y solo por reconocer nuestra verdadera esencia ya comenzamos a vibrar mas elevado. La sola idea de ser parte de algo más grande que nuestro planeta y que estamos llenos de esa esencia nos debería bastar para ir felices por nuestro proceso evolutivo, pero el mismo poder que nos diferencia de muchas otras especies, el libre albedrio, nos juega muchas malas pasadas. Este libre albedrio que nos ha llevado a punta de palo por vidas y vidas, es propio de nuestra naturaleza pero un arma de doble filo tan peligrosa como bendita. El despertar a la realidad de que somos luz y podemos elegir acertadamente vibrar en un tono elevado, haciendo lo mejor posible por nosotros y nuestro prójimo, nos garantiza acceder a una vida de excelente calidad, evolucionando y ascendiendo suavemente, sin traumas y luchas, solo fluyendo con el acontecer diario. Este es el momento de hacerlo todo bien y asegurarnos un buen puesto en el teatro de la vida. La acertada utilización del libre albedrio en concordancia con la conciencia y la buena voluntad son claves para que tengamos una vida hermosa y una ascensión segura. Manos a la obra. Feliz ascensión.
Namaste.
Milagro Arriaga.
Millones de años tiene la historia de nuestro universo, y la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, las vibraciones bajas y las elevadas. Si partimos de la premisa de que somos Uno con la totalidad entonces comprendemos que esa lucha no solo es a nivel del universo sino de nosotros mismos. Tomando nuestros cuerpos (físico, mental, espiritual) como un propio universo tan complejo que llevamos siglos estudiándolos y todavía no nos conocemos en la totalidad, podemos observar que dejamos a factores externos la potestad de manejarnos como si fuéramos títeres de una fiesta de niños. Todo por no asumir nuestro propio valor y tomar la responsabilidad de que la vida es un reflejo de quien somos. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera. La vida es un espejo exacto de nuestros pensamientos, vibración, creencias, dones, carencias, y lo que nuestro ego nos hace creer que somos. Cuando realmente somos luz originaria de una energía eterna que llena cada existencia de todos los universos. Esa luz que algunos llamamos Dios es parte de nuestro cuerpo, de cada una de nuestras células y solo por reconocer nuestra verdadera esencia ya comenzamos a vibrar mas elevado. La sola idea de ser parte de algo más grande que nuestro planeta y que estamos llenos de esa esencia nos debería bastar para ir felices por nuestro proceso evolutivo, pero el mismo poder que nos diferencia de muchas otras especies, el libre albedrio, nos juega muchas malas pasadas. Este libre albedrio que nos ha llevado a punta de palo por vidas y vidas, es propio de nuestra naturaleza pero un arma de doble filo tan peligrosa como bendita. El despertar a la realidad de que somos luz y podemos elegir acertadamente vibrar en un tono elevado, haciendo lo mejor posible por nosotros y nuestro prójimo, nos garantiza acceder a una vida de excelente calidad, evolucionando y ascendiendo suavemente, sin traumas y luchas, solo fluyendo con el acontecer diario. Este es el momento de hacerlo todo bien y asegurarnos un buen puesto en el teatro de la vida. La acertada utilización del libre albedrio en concordancia con la conciencia y la buena voluntad son claves para que tengamos una vida hermosa y una ascensión segura. Manos a la obra. Feliz ascensión.
Namaste.
Milagro Arriaga.
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